04 enero 2012



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Una historia real navideña, que casi terminó bien. 

Jueves 22 Dicciembre DEL 2011:

Una vecina de mi querida calle Luna, me informa a las 21'45 de que en el número 4, alguien ha cerrado cuatro gatos, en una casa donde no vive nadie. Conozco la última familia que allí vivió, y conozco aún más los trece gatos que tenían y dejaron a su suerte  en la calle. 

No puedo evitar el recuerdo de aquella niña que llegó con sus padres hace dos años. Trajeron además de un hamster, dos carolinas, unos loritos, y tres gatos: Coco, Morgana y  Nova. Los dos primeros castrados y la última, sin castrar, luego fue madre de numerosas crías que  desaparecieron muy pronto, unos aplastados por las ruedas de los vehículos circulantes, muchos torturados por alimañas humanas, y otros muchos víctimas de enfermedades. Quedaban 13, cuando el matrimonio después de una grave riña, se separó y dejaron la casa, y los gatos abandonados a su suerte... !¡Aquellas criaturas que tanto amaba la niña!... La pequeña amiga dormía con Coco, un gato de color canela atigrado, que de tan bueno que era, más parecía un peluche que un ser vivo; y de día, no se separaba de Morgana, una gata blanca de angora con una cola larga y gruesa; no puedo olvidar la alegría que sentía cada vez que su Nova paría nuevas crías, a cual más bella.

No puedo entender, con todo el amor que sentía por sus mascotas, que dejaran la jaula abierta a las aves, que emprenderían un vuelo con destino a una  muerte segura, ya que aquí no encuentran la comida que necesitan en la calle, al proceder de otros países y nichos ecológicos... Vuelan sin parar en dirección al Sol, hasta caer extenuados y devorados  por gatos cazadores u otras aves de rapiña. Incluso les dije que había oído a uno de ellos y no quisieron ni ir a ver si era el suyo. Ahora me imagino que el hampster murió  ¡de hambre! encerrado en su jaulita...

La pareja en discordia, huyó a Madrid, llevándose sendas llaves de la casa, y también sendas copias a pseudo amigos, que usaron las llaves para entrar a robar que después de robar cerraron sin percatarse de que allí encerrados quedaron algunos, no se exactamente cuantos, los gatos de la familia, entre ellos Coco.

La otra lleve fue usada para ir a liberar a Coco, aún vivo, pero abandonado en la calle donde acabó su vida. Pero al ir a "liberar" el primer grupo, dejaron otros cuatro: Morgana, Mcqueen, Ponpón (hijo de Nova y Mcqueen) y otro.

Viernes 23 :

Investigando por mi cuenta me informo de que un vecino tiene una de las llaves para entrar en la casa, pero falta una segunda llave, que está aún en poder de la familia fugitiva. Como tengo el teléfono de la madre, la llamo y me entero, que hacía unos días había ido su amiga a la casa a sacar a COCO ¡casi muerto!, entre otros más, sin percatarse, de  que al cerrar, dejaba otros cuatro que antes no estaban. En cuanto al semi muerto "liberado" no se donde lo dejó, porque no lo vi,  y debía necesitar rehidratación en clínica veterinaria. Imagino que fue a algún rincón a morir.

LLamo, sin éxito, a amistades y asociaciones, además de la madre de la niña, ambas en Madrid. Insiste en que ha enviado a una amiga a abrir la puerta, con las llaves que no posee el vecino. Este me informa de que ha oido a los gatos rascar los cristales y maullar desesperados

Sabado 24:

Estoy desolada, ya no se a donde llamar y temo que de todas formas ya no haya nada que hacer. Por la tarde el vecino me confirma que oye ruidos de garras rascando puertas y ventanas y maullidos desesperados. Con renovadas fuerzas, llamo a Madrid, a la casa donde habitan la ama y su madre. Me promete que enviará a su amiga con la llave, pero no lo cumple.

Domingo 25 Navidad 2011

A pesar de llamadas a distintos organismos incluyendo la policía local, que no quisieron hacer nada, cuando ya estaba dispuesta a romper unsa ventana exponiéndome a una merecida denuncia de la propietaria arrendadora, contacté con ADDA Asociación para la defensa de animales, que con habiles llamadas a la policía local y juzgado de guardia consiguió que apareciera en el último momento la portadora de la llave.

Tras una discusión en la puerta de la casa, son liberados los dos gatos aún vivos... En el suelo quedan Ponpón, de cinco meses, Coco el preferido, y varias crías más sin defensas ante el hambre y la sed....

En el interior de la casa el espectáculo macabro: las paredes puertas y ventanas rascadas, los muebles y el suelo llenos de excrementos, un olor lógicamente fétido, y cadáveres de los amigos de la familia, la nevera volcada en un inuúil esfuerzo por hallar alimentos...

Miercoles 28: Día de los inocentes.

Tengo a Mcqueen en mi casa, no pude coger a Morgana, está muy estresada, y tan mansa que era no se deja coger. Voy con frecuencia a ver las tres supervivientes Nova, su hija Chiqui y la abuela Morgana.

Quisiera decir que la historia terminó bien, pero cuatro de trece gatos, no me parece una buena proporción de éxito.

NOVA está vagando ahora por la calle, 

Aún cree que vendrán a buscarla.

Fueron volando al cielo, para morir en un infieno.

 Me llevé a mi casa a Morgana y a Mc Queen , pero temían quedarse de nueo encerrados y Morgana atacó a mi cuidadora, finalmente los dejé salir. Saben que la puerta de mi xcasa siempre estará abierta para ellos.

COCO desapareció.

Ariám está en Madrid, y ni sospecha la mala suerte que tuvieron los amiguitos a los que tanto quería.
Miércoles 4 de Enero 2012

Me van a denunciar, por haber metido mis simbólicas narices en la casa donde estaban recluidos los cuatro gatos, sin comida ni agua y muy pronto sin aire, una muerte lenta pero dolorosa y segura, para cuatro criaturas cuyo único crimen fue el de amar a sus dueños y esperarlos, ignorantes de su abandono.

No me gusta que, me denuncien porque tengo mala suerte en los juzgados, o no puedo subir con la silla de ruedas, o gano pero no me pagan por insolvencia, o pierdo porque el abogado se ha pasado con todo el descaro al bando contrario.

Con todo ello, volveré a hacer lo mismo, si hay vidas en juego, era mi deber y lo cumplí.

Al salir,  hoy por la mañana a las ocho, a la calle,  vi un gatito con la cabeza aplastada en la acera... ¿Porque tiene que ser tan rematadamente cruel el ser humano?

Me siento impotente y deprimida... Era solo un cachorrito sin dueño de apenas dos meses, al que yo alimentaba y quería...No tuvo tiempo de hacer mal a nadie...